La pérdida
de alguien cercano genera en nosotros un sentimiento de vacío que nos motiva a
la recolección de aquellos recuerdos y objetos que a modo de testimonio nos
ayudan a mantener vigente la relación con aquel ser en ausencia. En esta
pérdida experimentamos una disminución insoportable de nuestras vinculaciones
con el mundo, creamos ciertas situaciones que nos ayudan a hacer más soportable
la pérdida.
Se
establecen una serie de rituales en los que se valida esta relación con el
muerto a través de objetos, mensajes, o el encender una vela sobre la tumba, el
sentido que encontramos en estos rituales es de alguna manera superar la
imposibilidad física de reunirnos con un ser perdido. En mis trabajos
identifico estos objetos testimoniales a partir de mi experiencia personal con
la muerte, estos objetos son recolectados y eventualmente dispuestos en las
obras, buscando causar en el espectador un vínculo cercano con sus propias
vivencias y de este modo propiciar una experiencia de carácter más personal.